jueves, 1 de marzo de 2012

El aragonés errante

Bunbury, un Gran Genio donde los haya. Su trayectoria es larga, pero su imaginación y su saber reinventarse a sí mismo, lo es más. Tras comenzar y triunfar con los Héroes del Silencio (una de las mejores bandas de rock que ha dado España), El Zaragozano Enrique Ortiz de Landázuri Izardui, más conocido por Enrique Bunbury prosiguió su andadura en solitario, acercándose cada vez más a los ritmos de su amada Latinoamérica, jugando con los ritmos Indies, pero sobre todo sin olvidar sus raíces rockeras; un maestro de la fusión musical.

Excéntrico como nadie, su carrera musical ya es más amplia en solitario que con su banda natal, aportando en casa disco algo nuevo, tocando todos los extremos de la música. Hoy toca analizar una canción perteneciente al disco “El viaje a ninguna parte”; amplio y personal trabajo.

“El aragonés errante”, pieza que muestro a continuación es una obra de arte de la que disfrutar poco a poco.

"Un terremoto emocional endemoniado,
Un jaguar que les observa desde la espesura de la selva.
Una cinta de seda alrededor de una bomba de relojería a punto de estallar.

Una maniobra de nunca atracar, un perfume de aromas orientales,
Un desayuno con tamales, un accidente previsto en los planes,
Del artista equilibrista, del aragonés errante, a punto de traspiés.

Una lágrima como una perla, que vuelve al mar, sea como sea.
Suplicando por algún tipo de relación digna de llamarse humana,
Que lleve la pena y la quebrada en el bolsillo del corazón.

Una de esas malas compañías, factoría de melancolía,
Que no vienen a ver si pueden, sino porque pueden vienen,
Una indígena alienígena, que solamente bebe. Justicia Poética.

Una contienda contenida y loca,
Un beso en la boca de la botella de flor de caña -gran reserva-,
Sobre una mesa repleta de vasos vacíos y limones exprimidos.

Una sed de ilusiones infinita, donde nacen y mueren las acciones que brillan,
En el tiempo que contempla un mundo hecho a medida,
No sólo del que siembra, sino del que es semilla."


En esta composición, Bunbury desnuda su alma a base de un conjunto de versos repletos de metáforas y personalizaciones rebuscadas en una mente de acuerdo al personaje.

Además, es de tener en cuenta que la fuerza de la canción reside en la encadenación de unos versos con otros sin pausa alguna que genera un “crescendo” impresionante. Así mismo, el hecho de que no exista un estribillo, rompe la importancia musical dando dejando a la letra el protagonismo total.

Aragonés Errante, así se define Bunbury. “Una cinta de seda alrededor de una bomba de relojería a punto de estallar” Como alma explosiva con una fachada de triste poeta. Hace repaso por todo su interior yendo desde las imágenes visuales típicamente indígenas americanas (un perfume de aromas orientales, un desayuno con tamales…), a su visión de la vida como un camino hacia el amor (Suplicando por algún tipo de relación digna de llamarse humana), realizando un repaso por tópicos de poeta del romanticismo (Una indígena alienígena, que solamente bebe. Justicia Poética). Y pese a todo: su vida (En el tiempo que contempla un mundo hecho a medida).

Que sepan disfrutar tanto como lo hago yo de esta canción.
Espero que les guste.

PD: Siento el retraso en actualizar el Blog.

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